Adrià Gilabert
Psicólogo
Adrià Gilabert
Psicòleg

¿Somos libres?

Hoy comparto el primer artículo que publiqué en la Revista Insight, una revista online de psicología en la que colaboro con mis compañeros para contribuir a la difusión de la bonita ciencia de la psicología humana.

http://www.revistainsight.es/somos-libres/

Libertad no es simplemente una palabra evocadora y sugerente, es un concepto sobre el que se han teorizado ríos de tinta, una facultad que algunos pensadores definen como inherente al ser humano y sobre todo es un valor y un ideal por el que han luchado y luchan actualmente infinidad de personas.

En este artículo pretendo llevar a cabo, desde mi humilde punto de vista, una síntesis (lo menos extensa posible) sobre los condicionantes que influyen y pueden limitar o fomentar la libertad individual, para finalizar apuntando algunas pautas para abrir nuestra percepción a horizontes más amplios.

¿Somos realmente libres?

Mirado desde un punto de vista objetivo nuestra libertad está condicionada desde el momento en que llegamos al mundo por los patrones culturales, el sistema político y económico y la calidad de vida del lugar donde nacemos, entre otros factores.

Daremos nuestros primeros pasos, creceremos y nos desarrollaremos en un entorno determinado, con sus costumbres y tradiciones concretas que influirán en gran medida en la construcción de nuestra cosmovisión personal.

En el momento en que abramos los ojos con mirada crítica al sistema político, económico y social en el que vivimos nos daremos cuenta que también estamos condicionados por las estructuras de poder que rigen este mundo. Sistemas dictatoriales, autoritarios, sistemas democráticos que aparentemente garantizan las libertades individuales y los derechos sociales. Sistemas de todos los colores que pueden coartar o fomentar la libertad de sus ciudadanos.

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Ampliamos el zoom de esta perspectiva general y nos acercamos a la esfera más personal y relacional: nuestra familia de origen.

Nuestra familia es el conjunto de relaciones más básico y esencial para nuestro desarrollo. Desde que nacemos la familia debe cubrir nuestras necesidades más básicas para que podamos sobrevivir, alimentarnos, darnos protección, proporcionarnos cariño y también nos introduce sus propios valores a medida que nos van criando y educando, influyendo considerablemente en nuestra visión del mundo.

La familia puede ser el nido confortable y seguro para que las crías crezcan saludables y felices y para poder fomentar posteriormente que emprendan el vuelo por ellas solas, autónomamente. Y en el otro extremo del continuum, si tiende a sobreprotegernos, a no confiar en nosotros, a censurarnos e invalidarnos como personas, puede convertirse en una prisión que coarte nuestra capacidad de volar solos y de crecer como personas independientes.

Además de nuestra familia a medida que vamos creciendo nos relacionaremos con personas de nuestro entorno social, como compañeros de la escuela, compañeros de trabajo, y en mayor o menor medida estableceremos una vinculación afectiva con estas personas. También nos enamoraremos y quizás empecemos una relación de pareja.

Todo el conjunto de relaciones personales más cercanas que tejemos en nuestro día a día y a lo largo de nuestra vida nos influirán notablemente y jugarán un importante papel en nuestro desarrollo. En la mayoría de los casos estas serán relaciones saludables que nos enriquecerán pero también podemos conocer a personas que condicionen nuestra libertad individual de forma sutil o más explícita.

Habiendo pincelado a grandes rasgos algunos factores que pueden influir en la libertad individual de los seres humanos es momento de ampliar el zoom definitivamente a la esfera más personal e íntima: nosotros mismos. Nosotros como resultado de nuestra propia biología, de las experiencias que hemos vivido, de las influencias que hemos filtrado de nuestro entorno, nosotros como seres únicos.

A lo largo de nuestro crecimiento crearemos progresivamente en nuestra mente una concepción particular del mundo, de las posibilidades que nos ofrece y del rol que queremos jugar en él. Esta concepción del mundo y de nosotros mismos determinará de entre una cantidad infinita de posibilidades aquéllas que nos parecen más atractivas o factibles. Si ampliamos esta noción de nuestro universo personal, en la medida que cada uno pueda o esté dispuesto, conseguiremos una mayor libertad personal, bien para decidir, para actuar, pensar, sentir y vivir de forma más plena, de forma más libre.

Para concluir y sintetizar en una sola premisa todo lo que he intentado condensar en estas líneas compartiré la definición que más me gusta por su sencillez y claridad de este concepto inconmensurable que es la Libertad: es la facultad de actuar según la propia voluntad sin coartar la libertad ajena.

Planteadas estas ideas generales solo me queda desearles que sean más libres en la medida que puedan o quieran.

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