La tendencia humana a preocuparse es una respuesta evolutiva destinada a anticipar peligros y resolver problemas. La preocupación es una forma de pensamiento anticipatorio centrado en posibles eventos futuros. Es natural y puede ser adaptativa hasta cierto punto, ya que ayuda a planificar y prevenir situaciones adversas.
Pero cuando esta preocupación se transforma en rumiación, se convierte en un proceso cognitivo reiterativo que gira alrededor de los mismos pensamientos negativos, sin llegar a soluciones concretas.
Este exceso de rumiación sobre los mismos pensamientos y preocupaciones puede ocupar un espacio mental muy grande, experimentando estos bucles de preocupaciones reiterativas en muchos momentos del día, de forma que puede acabar produciendo una sensación de saturación y de agotamiento mental, pudiendo producir también sentimientos de bloqueo, impidiendo llegar a conclusiones concretas y generando un mayor estancamiento, pudiendo llegar a deteriorar el bienestar psicológico y la calidad de vida.
El exceso de preocupaciones y la rumiación pueden tener numerosas repercusiones psicológicas:
- Aumento de la ansiedad: La rumiación prolongada puede intensificar los síntomas de ansiedad.
- Insomnio: Las preocupaciones constantes pueden interferir con la capacidad de relajarse y dormir bien.
- Disminución de la capacidad de resolución de problemas: La rumiación impide un pensamiento claro y eficaz, dificultando la toma de decisiones.
- Impacto físico: El estrés crónico asociado con la rumiación puede contribuir a problemas de salud como la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares.
¿Cómo Regular el Exceso de Preocupaciones y Rumiación?
En caso de que alguien identifique esta tendencia al exceso de preocupaciones y a llevar a cabo una rumiación reiterativa que produce malestar psicológico e interfiere en el día a día, es fundamental que pueda llevar a cabo un trabajo psicológico para reducir y modular esta tendencia.
Con la terapia psicológica acompañamos a muchas personas a aprender a convivir con este exceso de rumiación de una forma que sea lo más adaptativa posible. Fomentamos la aceptación y la regulación de este exceso de pensamientos y preocupaciones con diferentes estrategias que puedan ayudar a la persona:
- Recursos Cognitivos: Las pautas cognitivas para fomentar un pensamiento más adaptativo y funcional pueden ayudar a relativizar y minimizar las amenazas percibidas. Asimismo estrategias como limitar el tiempo o momentos para dedicar a los temas que pueden preocupar puede ser útil.
- Recursos de Relajación y Meditación: Las relajaciones, visualizaciones y meditación son recursos muy útiles para regular el exceso de preocupaciones y rumiación, para poder modular esta tendencia y lograr una mayor serenidad.
- Recursos Emocionales: A través de diferentes estrategias de carácter emocional ayudaremos a las personas a convivir de una forma diferente con esta tendencia y a afrontar su día a día de una forma más libre y plena.
- Recursos Conductuales: Tener una rutina activa y mantener la mente ocupada puede ayudar a reducir el espacio de la rumiación. Asimismo, la actividad física puede ayudar a reducir la ansiedad y fomentar un mayor equilibrio y bienestar.
Es fundamental reducir la tendencia a la preocupación y rumiación excesiva, para reducir la tensión mental, la ansiedad y poder pensar con mayor claridad y serenidad. Los recursos que he comentado pueden ser muy útiles para lograrlo y, si es necesario, con el apoyo terapéutico podemos ayudar a fomentar este cambio para conseguir una mayor paz mental y serenidad, o al menos reducir y regular la tensión mental tan intensa que comporta la rumiación excesiva.
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