Adrià Gilabert
Psicólogo
Adrià Gilabert
Psicòleg

Autoexigencia y Perfeccionismo

Muchas personas que acuden a consulta presentan a menudo rasgos de elevada autoexigencia y perfeccionismo que les pueden generar una gran tensión y malestar cuando se vuelve excesivo. Conviven con una parte muy autoexigente y dura consigo mismas que puede acabar ocupando un espacio desmedido, como si se tratara de un jefe despótico que impone objetivos y tareas inalcanzables, que contacta continuamente y fuera de los horarios de trabajo. Esta parte puede ocupar un espacio desproporcionado y generar una gran tensión.

Esta voz interna autoexigente y perfeccionista, como analizaremos, puede tener aspectos positivos y beneficiosos, pero a menudo puede sobrepasar los límites saludables y generar una afectación desmesurada en las personas que la experimentan.

La autoexigencia es la tendencia de una persona a imponerse metas y estándares elevados, con la creencia de que mediante el cumplimiento de estos podrá alcanzar una mayor satisfacción. Por otro lado, el perfeccionismo implica la búsqueda de la perfección en aquellas acciones que se llevan a cabo, con pensamientos y creencias de que cualquier error o desviación de la excelencia es inaceptable.

La autoexigencia y el perfeccionismo son procesos y rasgos psicológicos que, en su justa medida, pueden ser útiles para alcanzar los objetivos que las personas se plantean, funcionando como un motor que dirige e impulsa para lograr esas metas.

Aunque estos rasgos pueden ser social y laboralmente bien valorados, cuando la autoexigencia y el perfeccionismo se vuelven excesivos, pueden generar una gran tensión y causar diversos problemas psicológicos como ansiedad, agotamiento, baja autoestima y malestar emocional. La constante búsqueda de la perfección puede generar un ciclo incontrolable de insatisfacción, ya que los estándares establecidos son casi inalcanzables y pueden llevar a las personas a invertir un tiempo, dedicación y esfuerzo desmesurados y siempre insuficientes, debido a esta dinámica difícil de frenar de autoexigencia.

Muchas personas que padecen esta tendencia suelen llevar a cabo estos patrones excesivos de autoexigencia y perfeccionismo en entornos laborales y académicos, planteándose objetivos y metas muy difíciles de alcanzar o que requieren, como comentábamos, un exceso de dedicación y esfuerzo personales. Pero también puede suceder que este patrón psicológico les afecte al resto de su vida, como en las relaciones sociales o en el ocio, generando una tensión desmedida en las personas en los diferentes ámbitos de su vida.

¿Cuáles son las causas de estos rasgos y patrones de autoexigencia y perfeccionismo? Algunas personas desarrollan estos rasgos de personalidad y patrones de conducta debido a la base de herencia genética que tienen. También la observación y aprendizaje de patrones de perfeccionismo y autoexigencia a nivel familiar puede condicionar en gran medida esta tendencia. Además de esta base genética que predispone a ciertos patrones y rasgos de personalidad, no podemos olvidar la influencia del contexto social y económico en el que vivimos.

El modelo económico capitalista y la sociedad occidental, con sus características, pueden contribuir a fomentar la autoexigencia y el perfeccionismo en las personas de diversas maneras: fomentando una competencia constante que puede generar un sentimiento de necesidad continua de superarse a uno mismo y a los demás para destacar en un entorno altamente competitivo. El culto al éxito y la productividad como indicadores principales de realización personal hace que las personas establezcan estándares elevados para sí mismas, buscando la perfección como vía para alcanzar este éxito y reconocimiento social.

También los medios de comunicación, a través de sus imágenes y narraciones, a menudo refuerzan ideales de perfección y éxito. Las personas pueden sentir la presión de acercarse a estos estándares, desarrollando así una autoexigencia constante para ajustarse a las expectativas sociales.

Es fundamental poder reducir la tendencia excesiva a la autoexigencia y el perfeccionismo en las personas que los padecen, para poder mejorar su salud mental y disfrutar de una vida más plena y satisfactoria. Identificar las expectativas y estándares excesivamente elevados o desmesurados es muy importante para poder flexibilizar de una forma razonable y saludable y replantearse objetivos y metas que sean alcanzables. Reducir estas expectativas y objetivos puede ser un paso significativo para sentir una menor presión y reducir la angustia que conllevan estas metas desmesuradas.

Otro factor muy importante para reducir estos patrones es trabajar para aceptar la propia imperfección; la posibilidad de cometer errores y de no poder ser siempre perfecto es imprescindible para una adecuada salud mental. Aceptar esta imperfección y la posibilidad de cometer errores a menudo es difícil, pero es necesario para poder aceptarse y convivir consigo mismo de una forma saludable y de esta manera crecer personalmente.
Con la terapia psicológica trabajamos con las personas para ayudarles a identificar y reducir esta tendencia a la autoexigencia y el perfeccionismo, con diferentes recursos y estrategias de carácter cognitivo y conductual (como la flexibilización de estilos de pensamiento y creencias más rígidas, estrategias de relajación y meditación) y recursos más emocionales y creativos, que faciliten la flexibilización y reducción de estos procesos psicológicos, potenciando la autocompasión y la autocura y fomentando poder vivir y disfrutar con una mayor libertad y satisfacción personales.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *